¿Radiografías dentales: para qué sirven?
De las primeras acciones que tiene que hacer un buen profesional de la salud bucodental es, sin duda, realizar una radiografía dental. En este punto es donde, en ocasiones, surge el primer roce entre pacientes y profesionales de la odontología, ya que no son pocas las personas que muestran su desconfianza a someterse a dicha radiografía debido a la radiación que emite. Por este motivo, cuestionan la necesidad de dicha prueba y complican las primeras interacciones.
Esta desconfianza se debe, por un lado, al desconocimiento general sobre la cuestión y, por otro, a la sensibilización respecto a patologías tradicionalmente asociadas a la radiación como, por ejemplo, el cáncer. Veamos profundamente qué hay de cierto y qué de falso sobre la radiación de las radiografías dentales.
Radiaciones de nuestra vida habitual
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la radiación cero no existe. Es más, tanto de manera natural como a causa de la acción del hombre, estamos expuestos a gran cantidad de radiaciones, llamadas ionizantes.
La radiación natural es la proveniente de la corteza terrestre, como, por ejemplo, el gas radón. Este gas se encuentra en cantidades importantes en el marisco, pero también en las rocas o incluso en las construcciones que nos hacen de casa.

El otro tipo de radiación es la artificial, es decir, la radiación creada por el ser humano. Muchos aparatos electrónicos generan radiación, como, por ejemplo, los móviles, los microondas, los televisores, las antenas, etc. En el caso de la aparatología de radiación dental, las emisiones están muy controladas y tienen como función el radiodiagnóstico, por lo que al menos podemos decir que las radiaciones tienen una función médica.
Por tanto, lo más importante que debemos recordar es que la radiación de la radiografía dental es mínima, prácticamente nula, debido a que está limitada digitalmente. Pensemos que son aparatos tecnológicamente muy avanzados y que están en continua mejora debido a que su uso es imprescindible para el diagnóstico de la salud. Es más, podemos decir que la radiación artificial del radiodiagnóstico dental es inferior a muchas radiaciones naturales que no percibimos en nuestro día a día.

Esta radiación artificial tiene diversas funciones. Veamos:
Radiodiagnóstico
La más habitual y la utilizada en odontología. La función de las radiaciones es capturar imágenes del cuerpo para identificar alteraciones, enfermedades o lesiones.
Radioterapia
Otra de las funciones habituales de las radiaciones artificiales. La finalidad es destruir tejidos y células tumorales para combatir el cáncer.
Medicina nuclear
En este caso el material radioactivo en pequeñas cantidades pretende diagnosticar, investigar e incluso tratar enfermedades.
Como ya habréis podido comprobar, la odontología usa las radiaciones con fines diagnósticos. De hecho, pocas pruebas hay más importantes en nuestro mundo que las radiografías dentales.
Radiografías dentales en odontología
Las radiografías dentales son la herramienta más importante para poder realizar un diagnóstico completo. Es la única prueba que permite ver más allá de las coronas dentales, es decir, la única que deja ver las raíces de los dientes e incluso las estructuras maxilofaciales. Así, tratamientos como los implantes dentales, extracciones de ciertas piezas, tratamientos de ortodoncia o incluso endodoncias son imposibles sin realizar una o varias radiografías de la boca.
Para los profesionales de la odontología es imprescindible realizar radiografías a fin de poder iniciar el tratamiento con garantías. Basta con ser conscientes que hay problemas bucodentales que no pueden verse a simple vista para entender la importancia de estas pruebas.
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