Las mascarillas han transformado, sin duda, muchos aspectos de nuestras vidas. Niños, adolescentes, adultos, ancianos, prácticamente todos estamos bastante cansados de tener que llevar la mascarilla casi todo el tiempo que pasamos fuera de casa. Es más, además de los problemas de estar respirando continuamente más cantidad de CO2 de lo que deberíamos, de agobiarnos por el calor o la incomodidad, la realidad es que también nuestra salud bucodental puede salir perjudicada.
La razón por la que la mascarilla puede empeorar nuestra salud bucodental es sencilla: lo que no se ve acaba siendo menos importante. Así, y ante una rutina en que podríamos perfectamente salir de casa con los dientes pintados de rojo y pasar desapercibidos para la mayoría de gente, la salud bucodental se erige en una cuestión de salud, algo que no siempre cobra la misma importancia que aquello que consideramos estético y culturalmente prioritario.
¿Cuáles son los problemas de salud bucodental relacionados con las mascarillas?

Algunas de las complicaciones derivadas del uso continuo de las mascarillas están relacionadas con la falta de oxígeno.
La presencia de una barrera física en nuestra boca y nariz hace que el dióxido de carbono que liberamos en cada exhalación sea, en parte, reabsorbida por nuestro organismo en cada inhalación.
Por tanto, la proporción de oxígeno libre que circula por nuestra boca se reduce por la presencia de más dióxido.
Otro tema importante es que el uso de mascarilla provoca, inevitablemente, una menor exposición al aire y una reducción del habla, por lo que la salivación, al igual que sucede por la noche mientras dormimos, no se renueva.
No olvidemos, en este sentido, que nuestra boca está de manera natural llena de bacterias y que la ausencia de regeneración en la saliva, la deshidratación y la falta de aire fresco produce una activación de estas bacterias, por lo que pueden aparecer problemas como, por ejemplo, halitosis, desmineralización dental y caries.
Veamos:
Halitosis o mal aliento
De lo primero que nos ocurre con las mascarillas, al igual que sucede cuando nos despertamos por la mañana. El hecho que no salivemos tanto y que estemos muchas horas con una mascarilla que va filtrando partículas lleva a que nuestro aliento quede, por así decirlo, perjudicado.
Una fácil solución es ingerir mucha agua, masticar alimentos levemente consistentes (no que sean excesivamente duros ni con azúcar), no fumar ni beber alcohol, mantener una dieta saludable y, lo más importante, crítico diríamos, es mantener una higiene bucodental excelente.
Desmineralización de los dientes y caries
La presencia desproporcionada de los ácidos de la placa bacteriana provoca la pérdida de minerales en el esmalte dental, lo que conduce, a su vez, a una mayor probabilidad de aparición de caries que afecten a los dientes.
No olvidemos que la mascarilla provoca un incremento en la presencia de gérmenes y bacterias en nuestra boca, por lo que debemos compensarlo con más agua y más higiene bucodental.
La importancia de la higiene bucodental para compensar la acción de las mascarillas
Cuando decimos que para combatir los problemas relacionados con las mascarillas es importante tener una buena higiene bucodental, en realidad queremos decir que si no somos realmente aplicados en nuestros hábitos de higiene bucodental seguramente sufriremos consecuencias a corto, medio y largo plazo.
De hecho, a consecuencia del uso normalizado de la mascarilla incluso hay personas que renuncian a su higiene dental debido a que con la mascarilla sus dientes quedan ocultos.

Si además tenemos en cuenta que el maldito virus SARS-CoV-2 se concentra especialmente en boca, nariz, garganta y laringe, nuestra preocupación por mantener una buena higiene dental ha de ser, si cabe, mayor. Es por ello que nuestras recomendaciones son sencillas, pero también importantísimas ya que nos pueden permitir reducir tanto la probabilidad de infectarse con el virus como la probabilidad de sufrir alteraciones en nuestra salud bucodental.
Veamos algunas de las recomendaciones para reducir la probabilidad de contraer el virus a través de nuestra rutina de higiene dental:
No compartamos cepillo de dientes, aunque creamos que ello no suponga un incremento del intercambio de fluidos “habitual”. En los cepillos dentales suelen acumularse bacterias y otros gérmenes que pueden propagar la Covid 19 y otras patologías.
Limpieza continua de dientes, después de las comidas, antes de dormir y por la mañana, y hacerlo con pastas dentífricas de calidad, con flúor y añadiendo a la rutina cepillos interproximales y colutorios. Por supuesto, cambia con regularidad tu cepillo dental (2/3 meses). Cuanto mayor sea la preocupación por nuestra salud bucodental, menor será la probabilidad de sufrir problemas de salud.
Cuidado con los aerosoles, sobre todo en el baño, ya que aquí es donde llevamos a cabo nuestra higiene bucodental. En este sentido, conviene tener los cepillos dentales protegidos para que el virus no pueda acabar en sus cerdas, sea por el contacto con otros cepillos, sea por el contacto con partículas de saliva de otras personas. Incluso hay algún estudio que incide en la necesidad de bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena, pues la materia fecal es también transmisora del virus y este puede “viajar” a través de las pequeñas partículas de agua sucia que salen despedidas al activar la cisterna.
Limpia con mucha regularidad el baño con productos desinfectantes o con base de cloro (legía), ya que es aquí donde se lleva a cabo la higiene bucodental.
Y sobre todo, la mascarilla no impide nada, solo lo tapa
Muchas personas creen que como no muestran sus dientes, ya no deben tener en cuenta su higiene bucodental. Evidentemente, todo lo contario, la mascarilla solo hace que exigir más atención y dedicación con nuestra boca.
Ya sabes, si quieres que la mascarilla no sea un problema más grande, no olvides que debes ser más escrupuloso con tu higiene bucodental.
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