El tabaco no está de moda, de eso no hay duda. Mientras que en España en el año 1995 fumaba el 43% de hombres y el 24% de mujeres, el año 2017 la cifra caía hasta el 26% y 18% respectivamente. Es más, parece que la tendencia es que la cifra continúe cayendo. La cultura de la salud, de la estética, de la higiene y, en general, un cambio de hábitos en el consumo de las personas, han hecho del tabaco una droga (sí, eso es) cada vez más rara.

Y es que el tabaco es negativo en todos los sentidos. No hay nada saludable o positivo que el tabaco pueda aportar a nuestras vidas, por más que algunas personas crean que disfrutan con el tabaco porque “les gusta”. Un engaño: no es más que el efecto de la adicción. Solo unas cifras: el tabaco mata aproximadamente en España unas 50.000 personas al año, más que las producidas por la Covid 19, mientras que las enfermedades asociadas al tabaquismo son incontables. Seguramente, sin tabaco, el sistema nacional de sanidad pública estaría mucho menos saturado.
Pero si además pensamos en nuestra salud bucodental, sin duda hemos de aclarar algunos aspectos. Cuando decimos que el tabaco es malo para la salud bucodental no nos referimos simplemente a que el tabaco tiñe los dientes y provoca mal aliento, ya que estos son simplemente los efectos más leves de esta droga legal. El verdadero mal no es tan perceptible y es mucho más grave para nuestra salud bucodental.
Efectos del tabaco en nuestra boca
Indistintamente al formato utilizado (industrial, de liar, en pipa, etc.), el tabaco es perjudicial para nuestra salud bucodental. De las dolencias más agresivas que este vicio puede generar está el cáncer oral, pero no es la única patología seria que podemos relacionar a la adicción al tabaco. Veamos los efectos del tabaco en nuestra boca.

Enfermedades periodontales
Las personas fumadoras tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir enfermedades periodontales, es decir, gingivitis y periodontitis. El motivo es que el tabaco es vasoconstrictor, es decir, reduce el riego sanguíneo en los tejidos periodontales, algo que provoca su deterioro. Además, la falta de riego sanguíneo y la apariencia blanquecina de la encía, puede enmascarar una posible gingivitis o periodontitis, puesto que interpretamos la ausencia de sangrado e inflamación con un estado saludable de las encías.
Mal aliento
La halitosis es también otra consecuencia conocida. El tabaco no deja de ser una amalgama de sustancias nocivas que provocan irritación, sequedad y falta de oxigenación tanto en las mucosas de la boca como en las vías respiratorias, lo que genera mal aliento.

Tinción de los dientes
Es la consecuencia más conocida del tabaco y, como decíamos, la menos grave. En ocasiones la nicotina y el alquitrán del tabaco llegan a penetrar por el esmalte y la dentina dejando los dientes totalmente oscurecidos.
Pérdida de olfato y gusto
El tabaco provoca una clara limitación de la percepción tanto del olfato como del gusto. Este deterioro sensitivo se produce especialmente en el gusto salado, lo que provoca que los fumadores necesiten añadir más sal a los alimentos, algo que, a su vez, conduce a un aumento de la tensión arterial.
Más caries
El hábito del consumo de tabaco también comporta un mayor riesgo de caries. Tanto en las raíces de los dientes debido a la pérdida de soporte de estos, como en las superficies a causa de la disminución en la secreción salival y su relación con la neutralización de la placa bacteriana.
Probabilidad de fracaso en tratamientos odontológicos
La reducción del riego sanguíneo en las encías asociada al tabaquismo contribuye, por un lado, a que las infecciones sean más probables y, por otro, a que se reduzca la capacidad de reparación de los tejidos de la boca. Esta menor capacidad de regeneración retrasa y empeora el proceso de cicatrización de las heridas de la boca, sean éstas resultado de una cirugía o estén relacionadas a algún traumatismo bucodental. Por tanto, tratamientos como, por ejemplo, los implantes dentales y las regeneraciones óseas tienen un índice de fracaso muy superior en pacientes fumadores que en no fumadores.
Cáncer oral
Seguramente la peor de las consecuencias. El tabaco contiene numerosas sustancias cancerígenas que provocan un aumento considerable de la probabilidad de sufrir cáncer oral. Además, si unimos sustancias como el alcohol, la impermeabilización de las mucosas hará que el riesgo aumente.
Consejos para fumadores
Si eres de los que no son capaces de dejar de fumar pese a conocer todos los problemas asociados al tabaquismo, te interesará conocer los siguientes consejos sobre salud bucodental.
Los imprescindibles de la higiene bucodental en fumadores:
Cepillado perfecto
El cepillado dental es la acción más importante para higiene bucodental, sobre todo en casos de personas fumadoras. Sin embargo, cepillarse los dientes no consiste solo en mover el cepillo dental por los dientes una vez al día. Para que este recurso sea efectivo, debemos cepillarnos adecuadamente y hacerlo después de cada comida y, en realidad, después de haber fumado, además de prestar atención a las zonas interiores y posteriores de los dientes, cambiar el cepillo regularmente, usar dentífricos de calidad, etc.
Usa un buen colutorio
El enjuague bucal puede eliminar más bacterias de las que crees. Un buen colutorio trabaja en tu boca protegiendo el esmalte, eliminando el mal aliento del tabaco y reforzando el efecto del cepillado.
Acude al dentista regularmente
Por más y bien que te cuides la boca es necesario que un profesional revise tu estado bucodental de manera regular. Además, la profilaxis profesional tiene que ser algo obligatorio y debes hacerte limpiezas dentales cada 4 o 6 meses.
Usa hilo dental
El cepillo no llega a todos los lugares de nuestra boca, por lo que es imprescindible el hilo dental.

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