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Los implantes dentales son el tratamiento por excelencia para reemplazar dientes perdidos. Sustituyen la raíz del diente y permiten colocar una corona cerámica que simula tanto en estética como en función nuestro diente natural. Además, con un uso y un mantenimiento adecuado, los implantes dentales pueden durar toda la vida.
Para conseguir que los implantes dentales duren incluso más que los propios dientes solo tenemos un camino: una higiene escrupulosa y exhaustiva. Por lo tanto, si queremos conservar los implantes durante muchos años debemos saber cómo mantenerlos.

¿Por qué son imprescindibles los implantes dentales?
Ante la pérdida de un diente la única solución que no compromete el resto de la boca es el implante dental. Y esto es así porque las demás soluciones no preservan el hueso maxilar como los implantes.
No olvidemos que cuando un diente no es reemplazado, se reabsorbe el hueso donde antes albergaba el diente.
Además, los dientes adyacentes y antagonistas, ante la ausencia de contacto con el diente perdido, empiezan a buscar apoyos próximos, es decir, contactar con alguna pieza dental que nunca encuentran, algo que supone, a la larga, la más que posible pérdida de dichos dientes.
La higiene dental perfecta como mejor recurso
Los implantes dentales, una vez colocados e integrados en nuestro organismo, funcionan exactamente como nuestros dientes. Así, y pese a que muchas personas acaban olvidando que llevan implantes dentales, se hace imprescindible mantener una correcta higiene para evitar problemas de salud bucodental.
Cierto es que algunos problemas dentales son imposibles con los implantes dentales, como, por ejemplo, las caries, pero otros sí que son posibles y hasta frecuentes, como por ejemplo la gingivitis o incluso la periimplantitis (enfermedad periodontal que acaba comprometiendo el futuro del implante).
La higiene ha de ser en todo caso exhaustiva, sin olvidar que las bacterias acumuladas entre los dientes pueden llegar a afectar tanto a los dientes adyacentes al implante, como a la propia encía.
Los implantes son prótesis artificiales, sí, pero no el hueso y la encía que los envuelve, por lo que los problemas de bacterias y placa dental afectan igual a los implantes que a los dientes naturales.
Si queremos que el éxito de los implantes, que ronda al 95%, se mantenga por muchos años, no tenemos otra opción que cuidar perfectamente la higiene bucodental, prestando especial atención a nuestros implantes y nuestras prótesis dentales.

¿Cómo limpiar los implantes dentales?
Los implantes dentales necesitan más higiene incluso que los dientes naturales. Y esto es así porque, una vez se ha perdido el diente natural, el hueso se reabsorbe y la encía se contrae. De esta manera, la corona del implante dental forma lo que llamamos “troneras”, es decir, un espacio entre la corona y el tejido periorodontal propenso a acumular restos de comida.
Es por ello que cuando hay implantes dentales la higiene bucodental debe ser exhaustiva y llegar a todas las zonas interproximales.
Las diferentes opciones para limpiar las zonas interdentales:
Cepillo interdental o interproximal
Este tipo de cepillo dental se presenta en diferentes tamaños, aunque siempre siendo más pequeño que el cepillo dental convencional.
El cepillo interdental posee un pequeño cabezal cilíndrico con cerdas capaces de poder llegar a aquellas zonas donde el cepillo convencional no puede.
Así, el cepillo interproximal permite eliminar los restos de comida y las bacterias de zonas inaccesibles al cepillo dental convencional.
Irrigador bucal
Los irrigadores bucales son uno de los sistemas más eficaces para la higiene de los implantes. Como su propio nombre indica, el irrigador bucal es un instrumento de mano que permite irrigar agua a presión en las zonas de la boca donde no llega el cepillo dental.
De esta manera, la presión permite limpiar los espacios interdentales y las encías de comida, evitando así que las bacterias se hagan dueñas de la boca. Existen varias marcas de irrigador, aunque la más popular es Waterpik.
Consecuencias de una mala higiene dental para los implantes dentales
Placa bacteriana
Los implantes no son diferentes a tus dientes respecto a las bacterias de la boca.
Así, si la higiene no es perfecta, el resultado será que la placa bacteriana envolverá el implante y la encía, facilitando la presencia de enfermedades del periodonto.

Enfermedades periimplantarias
Estas son la equivalencia a las enfermedades periodontales, es decir, las enfermedades que afectan tanto a la mucosa como al hueso que sirve de soporte del implante.
Así, en lugar de gingivitis hablamos de mucositis, que representa la inflamación de las encías que rodean el implante, y la periimplantitis, que representa la afectación más avanzada tanto de tejidos blandos como del hueso que soporta el implante. Esta última enfermedad puede conducir a la pérdida del implante dental.
Sarro
Esta es la segunda fase de una higiene inadecuada: la placa bacteriana se convierte en sarro y ya necesitarás un profesional para limpiar tus dientes y encías.
No olvidemos que la placa bacteriana se convierte en sarro si no se remueve, por lo que debemos ser constantes en nuestra higiene diaria si no queremos comprometer nuestros dientes.
Implantes dentales perdidos
Lo primero que debemos saber es que un implante que falla y no se integra no es debido a un rechazo de este. Los implantes se fabrican en materiales biocompatibles, por lo que el motivo del fracaso es una cicatrización incorrecta y no una incompatibilidad del implante con nuestro cuerpo.
La mala cicatrización puede deberse a muchos factores, aunque los más habituales son los siguientes:
Tabaco
Mala higiene dental
Calidad/cantidad del hueso
Enfermedades
Medicamentos

En definitiva, los implantes dentales no deben considerarse como ajenos a lo que hagamos con la boca. Por tanto, recuerda, unos buenos hábitos y una buena higiene bucodental te ayudarán a conservar por más tiempo los implantes dentales.
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